miércoles, 17 de octubre de 2007

VI. Juego de niños (VI Parte)

VI.

Hacia un recodo del estrecho pasaje aguardaba en perpetuo hermetismo, trataba de mantenerse incorruptible pero las funciones erráticas de sus logaritmos le eran desfavorables. Como un derrame emergieron los recuerdos e imágenes. Hacia un dobles del pasaje recto ve su onírico batallón “la concepción” emerger con sus fusiles al riste y con la bayoneta al tope y con la otra mando blandiendo el mortal corvo. Ya no podría poner pie en polvorosa, el universo físico variaba y en unos de los torpes mecanismos se trabo, dejando al tiempo a la deriva y lo físico en inercia. Vio la furia de los soldados perpetuarse junto con sus mas imperceptibles movimientos, movimientos que el tampoco podía realizar, pronto nota que la única facultad conciente en su funcionamiento era la de pensar. De súbito recuerda alguna vieja historia que hablaba sobre la posible infinidad de sucesos esperables en un tiempo lineal de la misma realidad, y que si uno pensaba minuciosamente las características de estas realidades, estas no sucederían. Y así lo hizo por una incalculable cantidad de tiempo en la que la realidad estuvo detenida. Pensó, pensó y pensó en los mil y un sucesos, tenia que pensar en como no debía suceder su muerte y mas aun que esta no sucediera, proyectaba para si un gran contienda irregular de ejércitos a través de la historia y en un como uno de ellos podría salvarlo. Pero luego dudo lo genuino de aquel nefasto recuerdo, objetó el que si uno pensaba las posibilidades estas no sucederían y concluyó todo lo contrario, debía ser como una sentencia a que sucedieran, pero luego dudo de ambas y se sintió sobrepasado por la falta de continuidad.
Pero como se detuvo volvió y aun con mas bríos. El tiempo se encendía y le atrapaba desprovisto. Los soldados tomaron su ritmo natural y siguieron su avanzada del terror. El pequeño se volvió espontáneamente incorpóreo abstrayéndose de lo material, mientras los soldados del desierto se avanlazaban hacia él, pero como si no fuese a él al que atacaban siguieron en su frenético correr arremetiendo contra una compacta formación de falanges hoplitas helenos.
El pasillo se multiplico en constantes abstracciones conjugando nuevos erráticos axiomas y irresolubles logaritmos que cada vez se volvían más infinitos. Desde las profundidades de los las nuevas dimensiones cúbicas emergieron envueltas en polvo y pólvora algunos África Korps que se disponían a enfrentar a los eternos y relucientes Catafractos Seleucidas y desde alguna otra dimensión la Guardia Imperial Napoleónica que se enfrentaban hábilmente contra las partidas de guerra Mapuches de Lautaro. Por lo pronto una realidad se sobre-puso a la otra y así una eternidad de veces, otra realidad provoca la degradación general cayendo en el profundo vació negro de la nada, luego emergió el niño en un gran salón con terribles fallas en sus componentes y geometrías, pero tales errores solo se sostuvieron en un pequeño instante relativo para luego volver a degradar hacia la nada.

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