sábado, 13 de octubre de 2007

III. Juego de niños (III parte)



El potente intento de grito (mas bien chillido) se frustro a la ligera, ni el podía oír su propio gemir, la incertidumbre se apoderaba de el a la vez, la frustración fue irremediablemente a parar a su subconsciente y a la garganta. De improviso se precipito al suelo teatralmente, desde el suelo alzo la vista y decidido se lanzo a la búsqueda de lo que lo multiplicaba en infinitas aberraciones perpetuas e imperecederas.
Lo vio recostado y de gloriosa eternidad sobre la pared, desde el suelo era imponente. Sus ojos se tiñeron de admiración al ver como se reflejaba la escasa luz en la terrorífica escena, pensaba que nunca podría conocer a quien en el espejo se
reflejase, infatigable se alzo su puño desnudo y frívolo, se dejo caer con furia sobre el inmundo espejo, el espejo por efecto disemino la luz en distintas direcciones y su única imagen perpetua se multiplico en pequeños trozos dolosos de la misma imagen, por unos segundos recordó a su difunto extracto-reflejo-yo.
Sintió su soledad ligeramente más aguda y su mano no pareció haberse lastimado ni en lo mas ínfimo. Al salir del baño se halló con un inmenso pasillo de perdidas oscuridades extenderse de izquierda a derecha, por un rato titubeo por que camino optar y cuando parecía haber tomado la decisiva vía se encuentra justo frente de otro multiplicador-de-uno-mismo, un empolvado y desgastado espejo. Con un liguero movimiento se puso espalda-pared en el suelo, miraba de reojo el espejo con un inquietante miedo, alzo su brazo proyectándolo de forma tal que desde el punto en el que se hallaba pudiese ver la copia exacta de su brazo, los primeros intentos no dieron con el reflejo, intento una y otra vez haciendo caso omiso a la frustración, así siguió hasta que su rostro se encontró unos pocos centímetros bajo el espejo.

H

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