miércoles, 2 de enero de 2008

EL REAL-IZADOR

REAL-IZADOR

En cuanto concentre mi atención, lo inferí, trate de ignorarla y mantenerme alejado, pero las casualidades parecían decididas a coartarme la voluntad.

Un día interrumpió mis cálculos de masa en agujeros negros utilizando la vieja técnica de dejar caer un bolígrafo. Fue tan evidente.
Antes de mover ni un músculo la mire secamente, luego le alcé el bolígrafo pero esta vez rehusé la mirada.
Aquel rostro me atraparía.
Presumí.

Alguna noche unos pocos gaznápiros se invocaron por mi hogar, proyecte entonces algo de música y algún ambiente.
Lamentablemente tales gaznápiros me indujeron a aceptar a otros más que venían en camino.
Terminaba de programar una nueva secuencia de música cuando al terminar la encuentro detrás mió, ella me sonríe yo solo trato de corresponderle amable pero tosco. Me alejo hacia el baño. Enciendo el Real-izador y formulo una realidad entre ella y yo, una bella realidad por cierto, aunque sea solo con mi versión, solo con mi realidad.

Cuando me desconecte trate de recordarla sin aparatos, utilizo mi tan bien preservada memoria.

En el misterioso recuerdo, primero descubro sus carnosos labios del infierno, luego su recta nariz, para terminar con el rostro en su totalidad. Era hermosamente armónico, sus ojos su cabello ondulado todo parecía estar estrictamente encajado en su lugar por la mano de Dios. Malditos artistas recién ahora podría interpretar su locura y conceptos.

Podía intuir algo respecto a ella, así como una terrible gravedad sicológica hacia ella, creía sentir sus ojos recorriéndome, hasta sentí pánico de aquello.

Por locura o simple paranoia comencé a quererle sin conocerla siquiera…

Cuando al finalmente comenzamos a hablar con regularidad, me cargue a la memoria una correcta personalidad de canchero, aunque en realidad estaba cohibido.

El personaje era la perfección, pero por dentro me quedaba sin guión para actuar, hasta me deje llevar hablando por inercia, hecho absolutamente insostenible y desagradable.

No quería hablar demasiado o poco, seria una torpeza, quizás solo eran bazofias o ridículas blasfemias, quizás era el momento del beso, o no, no soy dios ni buda ni robotech para saberlo, como saberlo.
¿En que pensara?

No recuerdo en realidad el primer beso que nos dimos, pero recuerdo no muy bien una vez en que mi hermana llego con unas tabletas posi-bionicas, eso debía volver loco a nuestros procesadores y memorias.
Y lo hizo.

Mi hermana, la nena, un amigo y yo. Tarde se uniría un invocado con más pastillas, pero las ilegales de contrabando 100% mas toxicas.

Recuerdo… que apenas gateando en algún momento del día, la encontré tendida cerca del rincón de conexión, trepe por sus piernas hasta su rostro, nos miramos y nos besamos, un destello. Intente correrle mano pero sus ágiles movimientos impidieron cualquier intento posible.

Desperté al día siguiente la vi junto a mi abrazándome, profundamente dormida y drogada.

Cuando volví a despertar ella venia de regreso del baño, se me acerca y me da un beso de los mil demonios, fueron largos minutos.
Luego simplemente wow.

Mi aun drogado amigo me acompaño a comprar algunas provisiones, pero al llegar a la esquina doblamos rumbo hacia una licorería próxima riéndonos, por el muto pensamiento. Al cantinero le pedimos al unísono un Ron de la muerte. Serio asiente y se aleja.
-Buenas las pastillitas- me dice
- la cago – respondo
Nos entrega la botella y cantando “banderas negras” nos alejamos bebiendo.