domingo, 14 de octubre de 2007

IV. Juego de niños (IV parte)



IV.

La ansiedad le invadió conjugándose con la siempre infame curiosidad, en unas cuentas milésimas se hallo impaciente frente el espejo en busca de su ser multiplicado, pero no lo encontró, miro perplejo al espejo y le examino, trato de quitar la cubierta de polvo pero todo fue estéril, esta vez le contemplo y observo que en el no se reflejaba nada, ni brillos ni nada, era un espejo sin alma supuso. También recordó la muerte de su reflejo y se aparto unos pasos, pero luego se lamento la muerte pero aun así se sentía renovado. Se decidió a tomar el camino que iba con dirección a la izquierda sin precaver que aquella dirección equivalía solo desde la ubicación direccional del reflejo. Se interno entre las tinieblas y otras oscuridades dando cortos pasos pero firmes. Camino un corto rato. El camino discrepo de la realidad física y temporal confluyeron alternativas díscolas irreales y no por eso menos gore que lo que no veía. Las horas pasaban (o así lo creía) y el jugaba con su eterna ingenuidad y las realidades, pero todo se recompuso y emergió el tenebroso pasillo pero ahora con millares de puertas que extendían hacia lo infinito, se sintió diminuto frente al enorme pasillo y sus grotescas puertas cubriendo y escondiendo lo que allí yacía sus temores, sus angustias y quizás hasta su propia caja de Pandora.

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