jueves, 27 de septiembre de 2007

STARCASTLE: relativo a enterarme de Gliese



Claro.
Que avanzaba por la calle desnuda de olores e impaciencia, en tanto voy observando el vaivén de mis piernas mientras me dan avance. Sabía algunas cosas pero mas eran las que se decían entre dientes, lo que se comenta pero no se asevera. El viento aumenta y me inquieta, se torna frió y húmedo en mi entorno, -brisas del mal- mi inconsciente mal auguraba, pero hacia tiempo que lo había castigado aislándolo a un rincón de mi procesador rutinario de 50 TeraBites, algunas hojas otoñales comienzan a danzar a son del vendaval a mi entorno, acelero el paso.
-¿Qué mierda?- en la penumbra de la esquina un pequeño piño de adictos al kerosén, gárgolas nocturnas de hurtos y violaciones. Trato de disimular mi andar, giro sobre mis talones quedando en la dirección opuesta, pero ya me habían visto como sombras de sobras que comienzan a fundirse en las paredes vecinas mientras a un paso acelerado y torpe me intentan dar caza. Del caminar dieron un rápido salto al trote y luego al correr –mediante un giro de caderas lo noto- casi me cago, apretó los cachetes, mientras incremento sostenidamente la velocidad -termino corriendo igual que ellos, solo que yo arranco- me estremezco recordando los violentos casos que mostraran en la intranet sobre adictos que roban cerebros con todos sus componentes y alguno que otro órgano, el dinero era imposible de arrebatar ya que todo esta centralizado en créditos de dinero plástico rectangular. Mi corazón parecía reventarse bombeando de fatal forma – ni me que me colapse la wea- pensaba – era nuevo…-, doblo en la esquina mas cercana con las gárgolas con sus abre-cerebros cerniéndose desde atrás hacia mi cráneo mientras babeaban y balbuceaban gesticulación verbales fuera de los parámetros sociales.
Dos Magistra-bineros se encontraban a la vuelta de la siguiente esquina, los diviso a la lejana penumbra por lo particular de los uniformes, mis cazadores se frenan en seco al verles agachan la mirada sin perder lo amenazante de sus pupilas, mientras se desvían y cuchichean entre ellos, los brillosos destellos metálicos del abre-cerebro aun me amenazan a la distancia. Eran cuatro degradados humanos de mentes corroídas y cuerpo pútrido, las cuencas de sus ojos negras y hundidas de ojos rojos desorbitados y desalineados de sus cuencas… en lo profundo perdidos por cerebros combustibles… el resto del cuerpo…indescriptible.

No hay comentarios: